Gatos obesos y mal alimentados: ¿cuáles son los riesgos?

La obesidad es la forma de malnutrición más conocida y extendida en Europa. Se estima que alrededor de un 30% de los gatos están obesos, considerando este término cuando un gato supera en un 20% su peso óptimo debido a una acumulación excesiva de grasas. Cuando no alcanza esa cifra, se dice que tiene sólo sobrepeso.

A menudo, cuando vemos un gato gordito, pensamos en lo gracioso que es, y tendemos a creer que son más felices, pero lo cierto es que, cuanto más se supere su peso idóneo, más riesgo tiene de padecer enfermedades como la artrosis, diabetes, problemas digestivos, enfermedades de la piel e incluso problemas en las vías urinarias.

Además, un gato con obesidad presenta una mayor dificultad a la hora de ser tratado en la clínica veterinaria, pues conlleva un mayor riesgo anestésico, es más complicado extraerle sangre o se obtiene una definición peor del sonido en la auscultación.

 

¿Cómo puedo saber si mi gato está obeso?

El método más efectivo es conocer y controlar la condición corporal de nuestro gato. Lo único que debes hacer es pesar a tu gato, bien en el veterinario o bien en tu casa. Esto se puede hacer en una báscula normal, pesándonos primero con el gato en brazos y luego sin él y calculando la diferencia, que será el peso del gato. Lo ideal es pesarlo cada uno o dos meses, y la medida debería mantenerse estable una vez que alcance la edad adulta. Es importante tener en cuenta que no existe un peso estándar para todos los gatos, ya que puede variar en función de la raza, el sexo, etc.

El siguiente paso será determinar su condición corporal. A continuación, os dejamos una tabla que os facilitará mucho a la hora de determinar si vuestro gato está caquéctico (nivel 1) u obeso (nivel 5).

Tratamiento para los gatos obesos

Al igual que resulta peligroso que un gato tenga obesidad, también corre un grave peligro si pierde mucho peso rápidamente, pudiendo desarrollar lipidosis hepática, una enfermedad del hígado en la que la grasa va directa a este órgano. Lo ideal es que la pérdida de peso sea gradual y progresiva.

Te recomendamos consultar a un veterinario que marque las pautas a seguir para conseguir devolver a tu gato a su peso ideal, como una dieta especial, plan de ejercicio físico, etc. El control de peso debe hacerse con un protocolo de ración calculada y pesadas cada dos semanas para ajustar la cantidad de comida dependiendo del porcentaje de pérdida de peso semanal.

 

Una vez que alcance el peso deseado, habrá que cambiar la dieta a una baja en calorías, para asegurarse de que no vuelve a ganar esos kilos de más. Son dietas diseñadas para felinos poco activos, que se deberán acompañar de visitas regulares al veterinario para seguir controlando su peso.

Si tu gato presenta síntomas de obesidad, o te preocupan su sedentarismo, ponte en contacto con nosotros y nuestro equipo te atenderá con la mayor profesionalidad posible.