Al igual que ocurre con los humanos, nuestras mascotas también sufren de infecciones causadas por virus. Muchos son inofensivos, pero otros, si no son tratados a tiempo, pueden derivar en enfermedades más complicadas. Aquí os traemos los cinco virus más frecuentes en gatos. Recuerda que realizar revisiones periódicas y llevar a tu gato al veterinario cuando notes algún comportamiento fuera de lo normal puede ayudarte a detectar una enfermedad grave a tiempo.
Los 5 virus más frecuentes que puede sufrir tu gato
Peritonitis Infecciosa Felina (FIP)
Es una enfermedad producida por una mutación del coronavirus entérico felino. Dicha mutación tiene la habilidad de invadir y prosperar en los glóbulos blancos. En respuesta, el sistema inmune del gato causa una inflamación de los tejidos.
La peritonitis infecciosa tiene dos variantes:
- La húmeda, o efusiva, en la que el líquido se acumula en la cavidad torácica y/o abdominal
- La seca o no efusiva, que presenta lesiones nodulares en los ojos, el cerebro o los órganos abdominales, entre otros.
Los síntomas suelen ser muy vagos e inespecíficos, pero el gato afectado casi siempre presenta fiebre, anorexia, apatía, problemas oculares o alteración de la visión, andares temblorosos, etc.
Para detectarlo, el veterinario realizará una ecografía y una serología, y el tratamiento más común consiste en administrar antivirales para controlar la enfermedad y los síntomas presentes.
Leucemia Felina (FeLV)
Se trata de un virus que se transmite bien a través de la saliva o las secreciones nasales, o bien de madres a gatitos, a través de la placenta. Conocer la vía de contagio es imprescindible para tratar la enfermedad y controlarla adecuadamente. El efecto más común que esta enfermedad tiene en el gato es el debilitamiento del sistema inmune, infectando las células, dañándolas e incluso llegando a destruirlas.
La leucemia felina se transmite, fundamentalmente, a través de los fluidos, bien compartiendo el comedero o bebedero o bien por alguna mordedura, contacto con la orina o con heces que contengan el virus.
La buena noticia es que no todos los gatos que se exponen al virus acaban contagiándose. Y, además, el virus no pasa de gatos a humanos.
Los síntomas más comunes suelen ser anemia, fiebre, letargia y trastornos neoplásicos, como linfomas, así como trastornos mieloproliferativos.
Inmunodeficiencia Felina (VIF)
Es un virus exclusivamente felino que afecta a los gatos domésticos de todo el mundo, y es el agente causante del sida felino. Se ha demostrado que, aproximadamente, un 11% de los gatos del mundo están infectados por este virus. Este virus provoca un deterioro progresivo del sistema inmunológico del animal, haciéndolos vulnerables a otras enfermedades y parásitos.
Un gato infectado por el VIF puede vivir toda su vida sin presentar síntomas. Algunos de los síntomas más comunes son la pérdida de apetito, diarrea, problemas de fertilidad, deterioro mental, etc.
Lamentablemente, la inmunodeficiencia felina no cuenta con ningún tratamiento para acabar con la enfermedad, pero sí para controlar los síntomas y ofrecer al gato afectado una vida feliz y tranquila.
Complejo Respiratorio Felino
Es una enfermedad vírica que afecta, por lo general, a las vías respiratorias altas, y que puede complicarse con infecciones bacterianas.
Puede estar causado por el herpes virus felino tipo 1 o por el calicivirus, entre otros agentes, pero también pueden complicar la enfermedad dos bacterias concretas, la bordetella bronshiseptica y la clamydophila felis.
El contagio se puede producir de forma directa a través de secreciones nasales, oculares y orales de gatos enfermos. Son más susceptibles de contraer la enfermedad los gatitos pequeños, los gatos no vacunados o con un sistema inmune deficiente.
Lo mejor para evitar esta enfermedad es mantener la cartilla de vacunación al día (se puede vacunar a partir de las 8 semanas). Además, se recomienda evitar el hacinamiento de gatos.
Panleucopenia Infecciosa Felina
Se trata de una enfermedad muy contagiosa, causada principalmente por el parvovirus felino, que se transmite por vía oro-fecal, a través de las heces o superficies contaminadas, o bien de madres a gatitos a través de la placenta. Es un virus que resiste muy bien en el medio ambiente.
Los síntomas más comunes, por tanto, afectan al aparato digestivo, como la diarrea, fiebre, vómitos, falta de apetito, anemia o una disminución severa de las células inmunitarias.
El tratamiento suele estar dirigido a controlar los síntomas, aunque es agresivo y, en muchos casos, requiere de la hospitalización del gatito afectado. La mejor forma de prevenir la enfermedad es vacunar al gatito a partir de las 8 semanas de edad.
Recuerda acudir con tu gato al veterinario con periodicidad y mantener la cartilla de vacunación al día y actualizada para prevenir y controlar infecciones o enfermedades tan peligrosas como estas.
Contacta con nosotros si tu gatito presenta síntomas preocupantes o muestra comportamientos distintos a los habituales. ¡Estamos encantados de ayudaros!